Sin embargo hay algo que sí es común, biológico, animal, humano: el instinto de supervivencia. Nos defendemos cuando nos vemos o sentimos atacados. Cuando sabemos que algo o alguien nos puede hacer daño…
Y aunque lo he intentado, sé que esto no se puede describir con palabras. Sólo podemos encontrar viles comparaciones y ejemplos que apenas se acercan a la magnitud del sentimiento que albergamos…
Esto que tú y yo sentimos ahora no es una sensación similar a que una máquina te perfore el pecho haciendo un agujero hasta tu corazón para cogerlo y ahogarlo en un puño (explicación no-racional de <ansiedad>). No, ya no es esa sensación. Eso pasaba antes, con el tiempo has aprendido a amortiguar el golpe, a recubrir la cavidad con almohadillas, a proteger sus paredes, a salvaguardar su interior con bloques.
No, ya no duele tanto. Pero sé que todavía sientes los temblores de esa perforación. Es como si estuvieras metida en una mina de carbón y de pronto sintieras un temblor, una sacudida, casi imperceptible para la mayoría de las personas que pasan de largo, pero tú te has dado cuenta, sabes lo que viene a continuación.Te preparas, adoptas una actitud defensiva y pones todos tus sentidos en alerta. La orden no es atacar, la orden es no sufrir bajas. Como una guerra de trincheras, no quieres cederle ni un centímetro de tu territorio…
No, no duele. Llevas tanto tiempo en esta guerra que ya no duele. Aunque, siendo franca contigo misma sabes que a nadie le gusta estar en una guerra. Simplemente, has adquirido una actitud indescriptible, rara, como si ya tu cuerpo no supiera no estar en esa constante actitud bélica…
Sólo en retirada tienes una milésima de segundo para pensar - Qué estupidez, qué juego más infantil, qué tonto y qué cínico. Una guerra civil. Una guerra entre nosotros. Una guerra entre tú y yo. Una guerra dentro de mí misma….
Cuesta creerlo. Pero no te preocupes, cariño, no pidas perdón por lo que ayer fue cierto…
Despiertas, y vuelves al campo de batalla. No podrás conmigo…
Kira
No hay comentarios:
Publicar un comentario