Kira no sabe

Kira respira, calla, observa, niega, sueña, duda, teme, anhela, odia, ama, ríe, llora. Kira a veces siente dolor, y a veces felicidad. A veces no se encuentra. Kira no entiende ni muchas cosas ni de muchas cosas. Kira es racional pero quiere creer. A Kira le gusta decir No, aunque diga que no. Kira puede estar todo el día hablando y a la vez sumida en el más completo silencio. No sabe escribir pero escribe.

25.10.11

Otoño

Para ti, que siempre te gustó el otoño...




He aprendido:
Que aquello que ocupaba nuestros pensamientos todo el día ahora sólo es un vago recuerdo. Que lo que dolía hasta rabiar ahora es sólo una cicatriz que, como tal, exponemos con orgullo. Que el tiempo, a veces es lo de menos; y otras lo más importante.
Que es importante cambiar, pero que sea el tiempo el que lo haga, y nada ni nadie más. Él sabe cuándo hay que dar el paso correcto y te mostrará cómo hacerlo. No tengas prisas, párate, date tiempo para respirar, observa tu alrededor.
Que es importante aprender a no tener miedo, pero que es aún más importante aprender que no es malo tenerlo. Que es importante aprender que no por correr más, llegas antes; Que no por llegar antes eres mejor; Y que no por ser mejor, llegarás antes.
Mira el mundo. Pero no te agaches ni te subas a ningún escalón. El secreto está en aprender a mirarlo bien, aprender a valorarlo como es, y no como nos gustaría que fuera. Míralo como a un igual, con la misma perspectiva, tu perspectiva… A veces lo veremos borroso,  acércate; otras estaremos hastiados de él, y querremos poner distancia, aléjate… Lo importante es que tú tomes la decisión de hacer una cosa u otra.
Dale tiempo al tiempo, dale tiempo al mundo, dale tiempo a los que te rodean, date tiempo.

Es el momento de cerrar el chiringuito, hacer caja, reajuste de cuentas, y arreglar desperfectos. Prepárate para una nueva temporada, tu temporada. Si tienes una bombilla que está fundida, tírala. Por mucho que la mires un día tras otro en el fondo del cajón con una gran pena, ésta no se arreglará por arte de magia y volverá a dar la luz que un día alumbró tu camino…
No alargues lo que se ha acabado. Deja paso a una nueva etapa, a nuevas sensaciones. Déjale paso al otoño… y que este se haga sitio en tu corazón. Muda la piel, pero más importante aún, muda por dentro. Deja que caigan las tristezas como si de hojas se tratasen…
Pasea por la madrugada dejando que el fresco te cale la camiseta. Nota el suave frío del cambio de estación, de lo desconocido, de lo nuevo. Este conseguirá despertarte del letargo y, como la camiseta que te pones por la mañana,  acabará habituándose poco a poco  a tu temperatura corporal.
Recuerda que es otoño, que las hojas de tus pesares han tapado con mil tonalidades amarillas el camino que algunos escogen por ti, dejándote así,  la decisión de elegir tu propio paseo.
No temas equivocarte o desorientarte, pues -como dice la canción- al final tener sueños nos vale para no perder los puntos cardinales…



 Kira

 
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported License.">

20.10.11

We found love

¿Quién no se ha sentido así alguna vez? ... this is f***ing sick!


"It's like you're screaming but no one can hear. You almost feel ashamed that someone could that be that important, that without them you feel like nothing. No one will ever understand how much it hurts. You feel hopeless like nothing can save you. And when it's over and it's gone, you almost wish that you could have all that bad stuff back so you could have the good."






"Es como gritar pero sin que nadie te oiga... Casi te sientes avergonzada de que alguien sea tan importante, de que (sin esa persona) te sientas como si fueras nada.
Nadie podrá entender cuánto duele... Te sientes sin esperanza como si nada pudiera salvarte. Y cuando todo se termina y esa persona se ha ido, hasta deseas que todo lo malo regrese para que al menos también puedas tener lo bueno de vuelta."

30.8.11

El arte de perder

En un instante perdí mi oportunidad. Y con ella, la de construir para ti mil y una noches de fantasía. Y con ella, perdí tu don, el don que tienes de conjurar mágicamente mi tormenta interior. El don que tienes de salvarme del naufragio. El don de hacer que camine al filo de ti sintiéndome como nunca antes me había sentido. El don de conseguir poner, al descubierto, las costuras de mi corazón.


Kira

Lo que no te mata, te fortalece.

Dicen que los sentimientos y emociones son factores culturales no biológicos. Dicen que tú lloras por algo, porque te han enseñado que hay que llorar por ese algo. Que tú padeces y sufres por algo, porque desde pequeño has visto que la gente padece y sufre por ese algo. Por eso es tan difícil encontrar a alguien que sienta como tú, que padezca como tú, que llore como tú o que ame como tú...


Sin embargo hay algo que sí es común, biológico, animal, humano: el instinto de supervivencia. Nos defendemos cuando nos vemos o sentimos atacados. Cuando sabemos que algo o alguien nos puede hacer daño…


Y aunque lo he intentado, sé que esto no se puede describir con palabras. Sólo podemos encontrar viles comparaciones y ejemplos que apenas se acercan a la magnitud del sentimiento que albergamos…


Esto que tú y yo sentimos ahora no es una sensación similar a que una máquina te perfore el pecho haciendo un agujero hasta tu corazón para cogerlo y ahogarlo en un puño (explicación no-racional de <ansiedad>). No, ya no es esa sensación. Eso pasaba antes, con el tiempo has aprendido a amortiguar el golpe, a recubrir la cavidad con almohadillas, a proteger sus paredes, a salvaguardar su interior con bloques.


No, ya no duele tanto. Pero sé que todavía sientes los temblores de esa perforación. Es como si estuvieras metida en una mina de carbón y de pronto sintieras un temblor, una sacudida, casi imperceptible para la mayoría de las personas que pasan de largo, pero tú te has dado cuenta, sabes lo que viene a continuación.Te preparas, adoptas una actitud defensiva y pones todos tus sentidos en alerta. La orden no es atacar, la orden es no sufrir bajas. Como una guerra de trincheras, no quieres cederle ni un centímetro de tu territorio…


No, no duele. Llevas tanto tiempo en esta guerra que ya no duele. Aunque, siendo franca contigo misma sabes que a nadie le gusta estar en una guerra. Simplemente, has adquirido una actitud indescriptible, rara, como si ya tu cuerpo no supiera no estar en esa constante actitud bélica…


Sólo en retirada tienes una milésima de segundo para pensar - Qué estupidez, qué juego más infantil, qué tonto y qué cínico. Una guerra civil. Una guerra entre nosotros. Una guerra entre tú y yo. Una guerra dentro de mí misma….


Cuesta creerlo. Pero no te preocupes, cariño, no pidas perdón por lo que ayer fue cierto…
Despiertas, y vuelves al campo de batalla. No podrás conmigo…


Kira

Personas. Ni más, ni menos.

Una vez alguien me enseñó que es imprescindible elegir correctamente a las personas importantes que formarán parte de nuestra vida. Porque somos 6,928,198,253 habitantes en el planeta tierra, así que digo yo que elegir a unos pocos no debe ser tan complicado…


La sociedad nos vende una imagen de independencia -no dejad que nadie os controle, sed independientes-, aunque en realidad lo que nos hace es dependientes de una individualización forzosa. Miedo a abrirnos, miedo a exteriorizar nuestros sentimientos, miedos a mostrar debilidad, miedo a mostrarnos humanos… No vaya a ser que el primero que pase ¡zas! Te joda…


Tiremos de números. Con el dato añadido antes, ¿cuántas probabilidades tienes de encontrar a las personas adecuadas? Vale, lo reconozco. Soy de letras. ¡Pero seguro que las probabilidades son bestiales! Está el carnicero de mi barrio, el camarero del bar de abajo de mi casa, el chico que pasea un labrador muy mono todos los días a las nueve de la mañana por mi calle, mi familia, aquella profesora que tuve en quinto que me alentó a estudiar Historia, compañeros del colegio, el tendero al que le compraba un paquete de papas a 25 pesetas los viernes al ir al colegio cuando tenía diez años, mi mejor amiga de la infancia, amistades, mi primer jefe con su flamante contrato basura, esa señora de la perfumería que me hizo abrir la mochila porque se creía que había robado, aquella pareja de hermanas a las que ayudé en el aeropuerto de Heathrow que a punto estuvieron de perder el vuelo por no saber inglés, el Guardia Civil que me hizo mi primer control de alcoholemia, y así un larguísimo etcétera.


Es decir, mogollón de peña entrando y saliendo continuamente, ¿Cómo escoges, cómo sabes que no te vas a equivocar? Y suponiendo que hayas escogido, ¿en qué criterios te basas? Se supone que debe de haber una especie de escala o de regla para medir la importancia. ¿Cómo averiguas qué personas se quedarían contigo a ver TODA la película y qué personas no aguantarían ni el tráiler del principio?
Creo que las personas importantes de tu vida deberían quedarse contigo hasta los créditos finales, no importa siquiera si le gusta el género de la película… ¡Pero cómo averiguo eso!


Pues de la misma forma que aprendiste a montar en bicicleta, o a usar los patines: cayéndote, levantándote, cayéndote, levantándote, y así cien veces. Pero no desistas que el día que le pilles el tranquillo, no se te olvida jamás… aunque estés años “cruzándote” con mucha gente y pensando que ya has olvidado cómo era, de pronto un día te cruzas con ésa persona y dices: ¡hostia, ¿eso qué ha sido?!


Una complicación es el factor temporal, personas que pasan por tu vida segundos, minutos, días, meses, años… Y no es proporcional, ni mucho menos. Hay personas que en unos minutos te pueden hacer sentir de una manera que otras, en años, no podrían.


Por eso creo que a ese alguien que dijo que eligiéramos bien las personas importantes de nuestra vida le diría que precisamente esas personas a las que se refiere no se pueden elegir. No se va a una tienda y buscas en el escaparate. Dará igual sus cualidades, sus virtudes, cómo vista, e incluso que defectos tenga.


Muchas personas pasan por tu vida, unas se quedan y otras están de paso, pero después de que esas personas se hayan ido, te das cuenta de que una SIEMPRE estuvo ahí…




Son 6,928,198,252 personas en el mundo y tú.


                               
      Kira

23.8.11

Teoría de las Papas con Carne (Patentada)

Recuerdo que de pequeña odiaba las papas con carne. Mi abuela me obligaba a comerlas porque decía que eran buenas y que había que comer de todo.. Tanto acostumbrarme, crecí y me empezaron a gustar... me llegaron a gustar tanto que las comí un lunes, y un martes, un miércoles, también un jueves, un viernes, incluso un sábado y un domingo... así día trás día...


Te pasas meses comiendo papas con carne a diario casi de forma automática, porque como te gustaban mucho te deben seguir gustando aunque te hartes de ellas. Pero de pronto un día, comiendo esas papas con carne piensas, ¿y si comiera otra cosa? ¿y si admitiera, para mí misma, que ya no me gustan como el primer día? Tienes el gusanillo de querer cambiar de comida, pero te da tanta pena hacerlo... ¿cómo algo que me encantaba puede dejar de gustarme? ¡Eso es imposible!


Te has acostumbrado a comer papas con carne cada día y te crees que eres incapaz de hacerte de comer otra cosa que no sea eso... y cada día empiezas a replenteartelo más seriamente... qué pasaría si... mañana dijera ¡NO VOY A COMER PAPAS CON CARNE, ESTOY HARTA! Acaso tengo que seguir comiendo papas con carne sólo porque en un principio me gustaba... ¿dónde viene recogido eso?


Y un día las pruebas, ya sin ganas, y te dices... me han desencantado, día a día, poquito a poco, me han dejado de gustar. No es lo mismo. Miras con lástima el plato y piensas: Mañana haré papas con choco.


Kira

Táctica y estrategia

Mi táctica es mirarte
aprender como eres
quererte como eres.


Mi táctica es
hablarte y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.


Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en ti.


Mi táctica es
ser franca
y saber que eres franco
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos.


Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más simple.


Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin... me necesites.


Mario Benedetti

Caos

El otro día en la facultad, hablabamos unos compañeros sobre los cambios que acontecen últimamente nuestro mundo: la Guerra de Libia, el desastre de Fukushima, la lucha contra el terrorismo, la crisis económica… Y comentábamos que estamos viviendo una época de cambios muy importante que traerá consecuencias que nosotros, probablemente, ni lleguemos a vivir. Uno de mis compañeros dijo que le hubiese encantado estudiar el periodo actual porque es una época de cambios: “Lo estático es aburrido. A mí me gusta el caos, que todo cambie constantemente”. Aunque en ese momento diferí sus palabras me dieron que pensar.


Si nos paramos a sopesar en la palabra <caos>, nos damos cuenta de todos los sinónimos que se nos vienen a la cabeza (incoherencia, desbarajuste, etc.). Incluso buscando en el apartado de sinónimos del Microsoft Word todas las palabras que vienen son: desconcierto, desorganización, barullo… Es decir, en líneas generales podemos decir que es una <<palabra negativa>> pero… ¿Por qué?


Del latín chaos, y este del gr. χάος, etimológicamente: abertura. La RAE define la palabra caos como un estado amorfo e indefinido, anterior a la ordenación del cosmos. Como confusión y desorden. Si añadimos otras definiciones como Wikipedia diremos que “el caos es la complejidad de la supuesta causalidad en la relación entre eventos”. Y aquí es donde quiero yo llegar…


El hombre, como toda especie animal, tiene un sentimiento natural que le empuja a buscar en cierto modo el orden. No hay nada que se haya deseado más que poder controlar el espacio-tiempo. Sin embargo, lamentablemente, hay una serie de variables cuyos valores no conocemos que nos vedan la oportunidad de conocer con exactitud los acontecimientos futuros. A ver, esto ha sonado a chino, lo explico… Imaginaos que queremos llegar a la playa (futuro) y sabemos que hay diferentes formas de llegar, calles que nos conducen a ella (las variables), pero no sabemos coger esas calles, ni siquiera sabemos si esas calles nos llevarán a otras calles y así sucesivamente sumergiéndonos en un caótico laberinto (desconocimientos de los valores, desconocimiento del terreno). ¿Ahora? ¿No? A ver, de nuevo...


En la mesa hay un puñado de galletas (futuro), sé qué método utilizar para hacerme con ellas –solo tengo que estirar la mano- (variables), pero no sé qué puede pasar en el momento en que estire la mano, es algo que desconozco, puedo perder el equilibrio y caerme, puede que para cuando vaya a coger las galletas alguien se me haya adelantado, etc. (desconocimiento de los valores absolutos). Tengo que reconocer que esta parte es un poco <paranoia>, pero espero que el ejemplo de las galletas os lo aclarara un poco más.Como consecuencia de no poder controlar ese valor absoluto (puede pasar cualquiera cosa que no nos permita coger las galletas), obtenemos como resultado un sistema caótico en el que cualquier evento insignificante del universo tiene el poder potencial de desencadenar una ola de eventos que alteren el sistema.


Nuestra vida transcurre de manera habitual, de forma más o menos predecible, hasta que un día sin esperarlo algo cambia. Quizá sea un cambio tan pequeño, que a simple vista no nos demos cuenta de ello, pero pueden cambiar nuestra vida por completo.


¿Cuántas veces hemos estado organizando una quedada con los amigos, teniendo en cuenta hasta el último detalle, y luego todo ha resultado un fracaso? Y ahora, veámoslo desde el otro lado, ¿cuántas veces nos hemos dado cuenta que las mejores cenas, los mejores viajes, las mejores fiestas, son aquellas que precisamente no estaban organizadas? ¿Acaso cuando conociste a tu mejor amigo/a, novio/a estabas esperando conocerles? Las personas más importantes de tu vida son aquellas que conocemos por pura coincidencia: haber salido cinco minutos antes de trabajar, utilizar ese autobús, ir a esa clase, salir un sábado por el centro, el mismo supermercado, etc. En ese preciso instante no te das cuenta de lo importante que se puede llegar a hacer esa persona… y fue así, por casualidad.


Pero no es oro todo lo que reluce… y en este sistema caótico, la más mínima variación en una de las variantes puede provocar que el valor absoluto, el resultado, sea completamente diferente al que esperábamos.Muchas veces te ves sumergido en ondas ajenas, y te das cuenta de que es un espiral sin salida del que no tienes control.Y este pequeño cambio, mediante un proceso de amplificación, termina siendo un gran cambio. Como cuando tiramos una piedrecita al agua y se forma una pequeña onda, que a su vez forma otra más grande y luego otra más grande, y otra, y otra… Hay ciertas cosas que no podemos prever, por lo tanto controlar.


En este ámbito, la teoría del caos, <caos> no significa desorden, tampoco significa una consecuencia poco razonable, sino algo desmesurado con lo que no contábamos. Un continuo cambio, un no parar, sin término medio.


Me gusta el caos. Creo que aquello que no controlamos es, indudablemente, lo mejor que nos puede pasar.


Kira

20.8.11

Donde todo empieza

Es posible que en estos meses me haya distraído de mi destino… y realmente aún no sé porqué ha sido así. Es como si hubiese querido alejarme, como si hubiese intentado poner tierra de por medio… cuando sé que eso es imposible. Al final siempre estás tú. Esperándome. No te molestas en hacérmelo saber porque sabes que yo, solita, voy a darme cuenta.


Una entrada de año un tanto turbia… para dónde se supone que debía ir… norte, sur, este u oeste… coqueteo infantil, y hasta el último momento no reaccioné, no me paré y me dije ¿qué se supone que estás haciendo? Espero no haberme dado cuenta tarde…


Es una sensación parecida a  cuando eres pequeña y juegas al juguete este de encajar el círculo en el hueco del círculo, el triángulo en el hueco del triángulo, y así sucesivamente. Si intentas meter la estrella en el hueco del círculo ésta cabe, pero quedan huecos libres… No es que aquí esté mal, es que sé que allí estaré mejor… No es que aquí no encajen las piezas, es que sé que éstas piezas fueron hechas para encajar allí…


Y me di cuenta la primera vez que te vi… tantos años yendo de un sitio a otro, tantos lugares conocidos sin que la estrella terminara de encajar y me faltó tan solo un segundo para darme cuenta de que quería estar allí… Como si el mundo se parase cuando paseo por ti, como si el mundo no pudiera hacerme daño mientras respiro el aire que tú respiras…


Demasiado tiempo sin verte, como si eso importara, como si eso afectara… Basta volver para, en tan solo un segundo, darme cuenta de lo mucho que te he echado de menos. Para darme cuenta de lo incompleta que he podido llegar a estar, sin ni siquiera darme cuenta, el tiempo que no he pasado contigo.


No sé cuando volveré a verte. No sé cuándo volveré a encajar las piezas del puzzle correctamente. Ni tampoco sé cuándo volveré a sentirme completa.       Sólo sé que volveré…


… pues en el Paseo de los Tristes se encuentra mi alma…


Kira

Sonrisas

A veces verdaderas, a veces simplemente pintadas en la cara... pintadas en esta careta que cada día nos cubre nuestro verdadero rostro, tan acostumbrados a ellas que ninguna te hace sentir realmente bien...


¿Por qué? Porque a este mundo loco no puedes enseñarle tu autentica sonrisa... porque la rompería en mil pedazos... Así, nos escondemos detrás de nuestro caparazón sonriente, y guardamos con celo nuestras verdaderas sonrisas en algún cajón, dentro de algún armario que está en la habitación más escondida de nuestro trocito de paraíso; allí donde están todos nuestros tesoros, donde están los recuerdos inolvidables que escogemos y que van tejiendo el cielo de ese pequeño paraíso.


Y si miras bien ese cielo, te darás cuenta de que ahí están viviendo las autenticas sonrisas, las verdaderas miradas, los verdaderos gestos, etc. Es tan difícil abrir las puertas de ese paraíso, y sobre todo, es tan difícil entrar en uno ajeno...


Ese paraíso representa lo que verdaderamente somos. Es nuestra colección más preciada de momentos y sensaciones... Así que, cuando veas un atisbo, un simple reflejo de ese paraíso en los ojos de alguien... ¡no lo dudes! Estarás a punto de conocer realmente a esa persona... Porque puedes estar una vida entera intentando entrar y no conseguirlo... Y puede que estés una eternidad esperando a que alguien introduzca la llave correcta en las puertas del tuyo...


Y un día, por casualidad, descubres que existe alguien que de verdad te hace sonreír, que de verdad te hace temblar con una mirada. Pero miras tu puerta y ves que está cerrada... ¡Ay Dios! Se coló por alguna ventana y ya está allí, creando nubes de ilusión en el cielo cielo de tu pequeño paraíso...


¿Te atreves a sonreír?
Kira (Reeditado)


Al filo de tí

Me estoy avanzando al vacío, lo percibo. Noto como mis pies, lentamente, tientan el borde del precipicio, ¿He sentido antes esta situación? Es posible…


Y aunque sé que ahí abajo sólo hay abismo y dolor me niego a mirar. Prefiero ignorarlo. Como una niña chica que juguetea con su comba al borde del escalón ante la atenta mirada de su madre que le advierte del peligro. Ella prefiere jugar, aunque sabe que se puede caer. Es más divertido jugar a la comba cuando sabes que te puedes caer porque si no te caes significa que lo estás haciendo increíblemente bien.


Sé que me puedo caer. Sé que me voy a caer y, aún así, soy incapaz de retirarme del borde de este maldito escalón...


Kira



Para tí, amor mío


"La libertad es incompatible con el amor.
Un amante es siempre un esclavo"

"Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti
amor mío
Fui al mercado de flores                                   
y compré flores
Para ti
amor mío
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
amor mío
Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
amor mío."


Jacques Prevert

Imposible e improbable

"La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder. Y define improbable como algo inverosímil que no se funda en una razón prudente.
Puestos a escoger a mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo, supongo. La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la épica.
Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió. Un afroamericano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió. Que los Barón Rojo volvieran a tocar juntos era improbable, pero también sucedió. Nadal desbancando del número uno a Federer, una periodista convertida en princesa, el 12-1 contra Malta, el amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente; Por eso no me gusta hablar de amores imposibles si no de amores improbables..."


LHDP