Kira no sabe

Kira respira, calla, observa, niega, sueña, duda, teme, anhela, odia, ama, ríe, llora. Kira a veces siente dolor, y a veces felicidad. A veces no se encuentra. Kira no entiende ni muchas cosas ni de muchas cosas. Kira es racional pero quiere creer. A Kira le gusta decir No, aunque diga que no. Kira puede estar todo el día hablando y a la vez sumida en el más completo silencio. No sabe escribir pero escribe.

2.12.12

Amor


Aquí estoy otra vez. Mirando la pantalla en blanco y el puntero que se mueve intermitente mientras mis dedos danzan ágilmente por el teclado intentando darle forma a todo lo que revolea por mi cabeza. He pasado tantos días buscando la forma de que el torrente de emociones y sensaciones que tengo puedan plasmarse en palabras, que aun no sé si podré conseguirlo completamente. Porque esto no se puede explicar con palabras o porque no existen palabras para explicar esto.

No creo que existan palabras que describan las sonrisas, las miradas, las caricias… Ni mucho menos la intensidad de estas. Sonrisas silenciosas, cuando levantas una parte de la cara, haciendo una pequeña mueca y recordando algún detalle fugaz insignificante, pero tan grande para ti;  sonrisas esplendidas, por igual, en las que enseñas los dientes y se nos notan las arrugas de los ojos (¡¡Qué mal!!), con las que rememoras una conversación, un acto, una imagen. Y luego, está la sonrisa, tu sonrisa.

 No se trata, ni mucho menos, de estas sonrisas que ponemos diarias al vecino, a tu compañero de clase, o al de la tienda de debajo de tu casa, no. Esta sonrisa es verdadera. Es una sonrisa de esas que guardas en lo más profundo de tu ser y que pase lo que pase sabes que siempre estará contigo. Porque es verdadera. Auténtica. Por ese mismo motivo la atesoras contigo, en tu pequeño cielo, donde están los más bellos sentimientos de tu vida, los que has escogido personalmente.

Recuerdo cuando te dije que esto podía ser improbable, pero no imposible, y tu me quitaste la razón, para luego dármela. Cabezota…

Lo bueno no está en la superficie, nunca lo está, tienes que excavar, y sacar muchos sacos de arena antes. A veces te encontraras falsas reliquias, amigos, novios, que prometen mucho, pero en el fondo no valen nada. Yo tuve muchas falsas reliquias, porque abundan, e incluso algunas hasta parecían reales, pero con el tiempo me di cuenta, o ellos mismos me hicieron darme cuenta, de que eran artificiales.

Yo no sé exactamente si te encontré o me encontraste. Lo que sí sé, es que al encontrarte a ti, me encontré a mí misma. Y cada día lo hago un poco más, a tu lado. Por eso quiero darte las gracias. Sí, a ti. Porque cuando muchos me han abandonado, y han sido muchos últimamente, tú has estado conmigo.

 No importa cuán grande sea la plaza donde estemos, ni los bancos que haya – a veces serán cinco y otras cuarenta-,  al final nos veremos entre la multitud y, tal como pasó la primera vez, nuestras miradas se encontrarán…

… Y es bien cierto eso que dicen, al mirarte a los ojos pude ver en ellos lo mejor de mí misma.
¿Una palabra? Amor
Kira