Kira no sabe

Kira respira, calla, observa, niega, sueña, duda, teme, anhela, odia, ama, ríe, llora. Kira a veces siente dolor, y a veces felicidad. A veces no se encuentra. Kira no entiende ni muchas cosas ni de muchas cosas. Kira es racional pero quiere creer. A Kira le gusta decir No, aunque diga que no. Kira puede estar todo el día hablando y a la vez sumida en el más completo silencio. No sabe escribir pero escribe.

29.4.12

Un clavo no quita a otro clavo


Dice el refranero que un clavo quita a otro clavo. Literalmente hablando y en el contexto de la carpintería quien decía esto no tenía ni  idea, porque cuando se nos cae un clavo de cualquier lado por mucho que busques uno de las mismas medidas, el hueco que tenía hecho no queda perfecto en la silueta del nuevo inquilino.

Metafóricamente quien dijo que un clavo quita a otro clavo tampoco tenía ni puñetera idea del tema. Es cierto que las personas somos clavos, y la sociedad es como una ferretería. Nos ponen a todos en el mismo cajón según unas “medidas estándar” preconcebidas. Este clavo y este clavo parecen iguales, al mismo cajón. Este es más grande, pues, en este otro cajón. Y ahí estamos nosotros… metidos, arrejuntados, en un pequeño cajón, con un montón de clavitos “exactamente” como tú.

El quid de la cuestión es que cada persona es única. Inigualable. Especial. Irrepetible. Como cada clavo. Que sí, que tendremos medidas estándar, los hay morenos, rubios, simpáticos, alegres, pesimistas, bajos, altos; al igual que hay clavos de distinta longitud, con cabeza plana, ovalada, ancha, de tornillo, con forma de L, y así un larguísimo etc.

Meteos en la cabeza que cuando nos clavemos un clavo en nosotros mismos, esos huecos no se podrán rellenar con otro clavo, o tapar, o meter silicona y ale, cuando se seque, pintas un poquito por encima… Ningún clavo encajará perfectamente en el hueco que antes pertenecía a otro clavo. Siempre quedarán fisuras, muy mínimas a veces. Imperceptibles para el resto de las personas, pero visibles para nosotros.

No, definitivamente un clavo no quita a otro clavo. Sólo el tiempo hará que la herida cicatrice correctamente. Y no es amigo del tiempo  las buenas prisas. De nada servirá que cada día observemos nuestro agujerito ahí, sin tapar, expuesto a los daños exteriores...

No ocultes que te hayan hecho daño, eso no nos hará más valientes ó fuertes, no pongas una tirita, con el aire se curará mejor. Deja que cicatrice, y no seas tan imbécil de caer en el error de aferrarte a ese clavo ardiendo o de  rascarte la postilla, así no te dejará de doler nunca…

Yo tengo muchas cicatrices de clavos. Y lo digo abiertamente. Sin temor a que piensen que soy vulnerable, tonta, ó débil…  Cada persona que ha pasado por mi vida ha sido un clavito, algunos de mayor tamaño y más cerca del corazón;  otros más pequeños, allá por el pie. Qué más da… Todos son parte de mí, de mi cuerpo. Todos ellos me han transmitido algo en su debido momento. Algunos siguen clavados ahí y son personas muy importantes para mí; otros me los quité hace tiempo…

No intentes meter un clavo en un hueco donde no cabe o donde quedará grande. Dale a cada uno su lugar. No caigas en las comparaciones, son odiosas. Aquella persona que llegue al final del camino llena de cicatrices y con una caja de clavos oxidados será una persona que haya vivido.

Llegará el día en que un clavito te pueda parecer tan increíblemente perfecto que  no puedas recordar el dolor que te provocaba la cicatrización de otro. Entonces comprenderás el porqué de tantos intentos fallidos…

Kira

14.4.12

Todo fluye

A veces siento como si me hubiera metido en una especie de cápsula y hubiese estado “dormida” durante mucho tiempo en ella. Que al despertar no entienda qué está pasando a mi alrededor, qué es lo que se lleva y lo que no, por qué se supone que nos reímos ahora, o quién se supone que es ahora guay, interesante, un ejemplo a seguir, o vete tú a saber…

No es tan simple como decir que me siento fuera de lugar, porque… ¿Cómo podrías sentirte fuera de lugar en un lugar que antes era tú lugar? Decía Heráclito que en los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos. ¿Por qué nos cuenta entender y asimilar algo que son verdades universales? ¿Por qué nos empeñamos en que nada cambie cuando todo lo hace, inclusive las personas? ¿Por qué reprochar a alguien que cambiara cuando yo misma lo hice? Es cierto, todo cambia… las tormentas nos cambian como diría Murakami, nunca nos bañaremos dos veces en el mismo río decía Platón…  

Ya paso de seguir el guión establecido porque por muy bien que lo intentes hacer, hay perjuicios  que siempre te acompañarán y prejuicios que siempre te colgarán. Así que yo me voy  a hacer rafting,  tu puedes quedarte con tus manguitos…  


Kira