Supongo que soledad no significa estar solo, al menos no físicamente. Soledad es sentir un vacío en alguna parte de ti, sin poder ni siquiera localizar dónde exactamente. Un hueco, que no sabes ni cuándo ni cómo se formó. Un día de repente está ahí. Y te preguntas cómo duele tanto algo que ni siquiera viste venir. Así debe sentirse siempre el número primo. Rodeado de otros e increíblemente solo. Como tú, como alguno más desperdigado que debe andar por ahí… Como yo.
Porque tú también sientes que no congenias con nadie, que no funciona
con nadie, mientras que al lado tuyo hay
muchos que sí lo hacen. Decides sentarte, reagrupar los pedazos de tus medallas
sin arañazos, y entender muchas cosas. Demasiadas.
Cómo puede ocurrir que cuanto más te esfuerzas en actuar
como si no pasara nada, más te
desentiendes de lo que pasa a tu alrededor, menos te importa todo, menos cosas
comprendes, y más te decepcionas. Y te ves, como si de una película se tratase,
en la pantalla, cuesta abajo, sin frenos. Sólo puedes observar tu propia caída,
y no vas a hacer nada para impedirla…
Alguna vez nos cruzamos con uno y, tenemos el don, de saber
reconocerlos en seguida. Sabemos que son números primos, como nosotros. No
podemos hacer nada, sólo les miramos, de reojo. Como si nos diera miedo acercarnos a ellos, no
se fueran a evaporar… A veces nos
arriesgamos. Rompemos las reglas de nuestra propia soledad para alentarles y aconsejarles que sean fuertes,
que aguanten porque en ocasiones dolerá, será injusto e incomprensible, y lo
que más daño nos hace es aquello que desconocemos….
Cierra los ojos y mira. Quien te diga que no puedes, es que
no tiene ni puta idea de cómo eres. Especial. Tú eres un número primo, no
permitas que nadie, jamás, te fraccione.
Kira
No hay comentarios:
Publicar un comentario